viernes, 15 de junio de 2012

Sin paredes, pizarras o tizas

Vittra, una empresa fundada en 1993, administra más de 30 colegios en Suecia, con 8.500 estudiantes en total. Propone un modelo de enseñanza distinto, sin aulas, sin horarios, sin clases, donde el alumnado aprende a su ritmo y con total libertad. Como ya mencioné en mi entrada del pasado martes 15 de mayo (Las friskolor o escuelas libres de Suecia) en el sistema educativo sueco la enseñanza es gratuita y cohabitan la escuela privada y la escuela pública.

La metodología de enseñanza Vittra se basa en el denominado Plan de Desarrollo Personal (IDP según sus siglas en inglés) o libro Vittra, donde se va tomando nota del progreso y logros conseguidos por el alumno a lo largo de su trayectoria escolar. Vittra le promete a cada alumno lo siguiente:

  • Encontrar el mejor enfoque para el aprendizaje individual de cada alumno.
  • Aprender en base a la experiencia.
  • Confiar en si mismo y en sus habilidades.
  • Desarrollar la habilidad de comunicarse y relacionarse con otras personas.
  • Estudiar en un ambiente internacional, completamente bilingüe en inglés-sueco y con posibilidad de realizar intercambios en el extranjero.
Los responsables educativos mencionan “las redes, las habilidades y el lenguaje” como las tres palabras claves que impregnan cualquier actividad que llevan a cabo en el centro escolar.

Mediante la construcción de redes, los alumnos aprenden a conocer el mundo que les rodea. Se trata de fomentar su curiosidad y prepararles para un entorno internacional con una sensación creciente de autoestima y confianza en sí mismos. El desarrollo de los sentimientos de pertenencia a una comunidad global les ayuda a aceptar el compromiso y la solidaridad dentro y fuera del entorno escolar.

En cuanto a las habilidades, enfatizan las actitudes positivas, la creatividad y la capacidad de resolución de problemas. Es importante adaptar estas habilidades al nivel de desarrollo madurativo que cada niño presenta, con independencia de su edad biológica. Para ello, utilizan situaciones reales de la vida cotidiana y problemas actuales y no los típicos ejemplos teóricos que poco tienen que ver con la realidad.

Respecto al lenguaje, su adquisición temprana no es un objetivo en sí mismo, sino la manera de crear un ambiente internacional desde la etapa de preescolar. Emplean un método de inmersión y una gran variedad de herramientas comunicativas, lo que sienta una buena base para que los niños exploren el mundo por sí mismos y se incremente su conciencia multicultural.


Todos los alumnos tienen su propia Macbook, que utilizan para explorar distintas áreas de conocimiento mientras se juntan en pequeños grupos de trabajo. No hay clases ni aulas y, en su lugar, los alumnos se organizan según su nivel, basado en los principios pedagógicos de la escuela que crean diferentes tipos de aprendizaje y situaciones de enseñanza. El diseño y distribución de los espacios de la escuela están pensados justamente para eso, para ser desarticulados y flexibles, siendo más parecidos a una oficina de Google que a una escuela tradicional. El proyecto arquitectónico se encargó a un famoso estudio danés de interiorismo, Rosan Bosch, que diseñó espacios comunes innovadores que permiten la libertad de movimientos, el uso de la tecnología y el contacto con los profesores. Más que tener a los alumnos controlados en un aula, los responsables de Vittra consideran que es importante crear un entorno educativo competitivo similar al que encuentran en la vida diaria. Hay zonas para trabajar de manera individual y otras para realizar trabajos en equipo, subrayándose la necesidad de relacionarse con los demás y compartir la construcción del conocimiento. El papel del profesor es la atención personalizada a los alumnos y el constante acompañamiento como guía, facilitador o mentor.


Todos los profesores son bilingües en sueco e inglés, idiomas de comunicación y aprendizaje a lo largo de la trayectoria escolar.

Este modelo ha provocado un interesante debate sobre su viabilidad en otros países. No sólo desde el análisis de su coste económico, sino tomando en cuenta si los resultados académicos de estos alumnos son iguales o mejores que los de las escuelas tradicionales.  Según la opinión de Kärstin Hultman, directora de varios colegios semipúblicos en Suecia, para que los alumnos trabajen de forma muy autónoma y los profesores ejerzan de tutores/guiadores, se requiere un algo grado de disciplina por parte de los primeros. La Sra Hultman considera que, hoy por hoy, la mayoría de los estudiantes están muy lejos de poder asumir la responsabilidad requerida y que sigue siendo fundamental la labor del docente para liderar la enseñanza. “Para los alumnos, en principio, resulta excitante tener su propio ordenador, aunque sea en préstamo. Pero los ordenadores deben de ser una herramienta, un complemento, nada más…En nuestros centros recibimos muchas veces a alumnos provenientes de otras escuelas que trabajan de forma similar a las escuelas Vittra y, a mi entender, tienen fallos académicos grandes”.

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