jueves, 26 de noviembre de 2015

Reflexiones sobre mi proceso de aprendizaje

Dentro de la profesión docente hay iniciativas de innovación y deseo de modificar las estructuras tradicionales en el proceso de enseñanza aprendizaje. Lamentablemente, en algunos casos, la ausencia de formación específica adecuada, la falta de difusión o el bajo nivel de apoyo institucional convergen en un panorama que resulta en que dichas acciones sean puntuales y no se mantengan con tiempo suficiente para que puedan ser copiadas por otros. 

Al reflexionar sobre lo que he aprendido en este curso, tengo que destacar que los aspectos metodológicos de cómo darle la vuelta a la clase son indudablemente de gran importancia, pero me parece que no podemos dejar de lado que uno de los logros del curso es saber crear una comunidad de aprendizaje que está dispuesta a echar una mano en cualquier momento. He encontrado profesionales competentes que gustosamente comparten sus saberes y habilidades de manera desinteresada con los demás, creando una sensación de equipo que te anima a seguir, a mejorar y, sobre todo, a perder el miedo a probar nuevos enfoques didácticos en el aula.

Los docentes adaptamos propuestas a las características intrínsecas y extrínsecas del colectivo con el que trabajamos. A veces, sin ser conscientes de su denominación, hemos puesto en marcha iniciativas catalogables como Flipped Classroom, quizá no siguiendo estrictamente todos y cada uno de los pasos metodológicos, pero sí manteniendo su filosofía: siendo maestra de Inglés en Primaria, facilito enlaces a vídeos de corta duración a mis alumnos para que en casa practiquen algunas destrezas, en particular la auditiva y la oral. Previamente, he comunicado a las familias la razón de esta tarea y he solicitado su colaboración para que se vean los vídeos de manera completa. Más que una cuestión metodológica -desconocida para mí hasta el momento de inicio del curso- fue un planteamiento surgido de mi convencimiento de que se podía trabajar de manera diferente, facilitando el empoderamiento del alumnado y haciéndole actor principal en su proceso de aprendizaje. Con las herramientas adquiridas en el curso del INTEF estimo que su incorporación va a resultar en un mayor interés de mi alumnado por participar en las actividades lectivas y alejarnos, cada vez más, de la educación unidireccional tradicional.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Reflexiones sobre la coevaluación

En situaciones de nuestra vida cotidiana ejercemos frecuentemente tanto el rol docente como el discente.  Cuando nos enseñan una nueva aplicación, cómo modificar nuestro perfil en la red o, por el contrario, enseñamos a algún familiar o amigo cómo funciona el GPS, por citar algunos ejemplos habituales, no nos planteamos el rechazo al aprendizaje. Aunque éste nos pueda llevar más o menos tiempo, buscamos la manera de conseguirlo y sólo en muy contadas ocasiones tiramos la toalla. Nadie nos evalúa en este aprendizaje, en su éxito o fracaso. Tampoco lo hacemos nosotros en la situación opuesta.

Una de las tareas más cuestionadas en el ámbito educativo es la evaluación de las competencias adquiridas por el alumnado. Calificar y cuantificar su conocimiento sobre algún aspecto del currículo, lo que se denomina función sumativa. Pero ¿bajo qué criterios podemos evaluar el trabajo -en este caso, el proyecto de una clase al revés- de un@ compañer@?


Fuente: www2.ual.es
En primer lugar, nuestro campo de formación y la experiencia en una etapa educativa concreta puede ser una limitación  para desempeñar esta tarea evaluadora. Pongamos un ejemplo. Si soy especialista de Inglés en Educación Primaria ¿estoy en condiciones de cuantificar la bondad de un proyecto sobre el ADN de un colega que imparte Biología en Bachillerato? No podré cuantificar su conocimiento sobre la materia, pero sí calificar los aspectos relacionados con el diseño metodológico, las actividades planteadas y las herramientas a utilizar. Esta ha sido mi aproximación a la tarea de retroalimentar objetivamente los proyectos que me han sido asignados. Leo y aprendo del trabajo de los demás. Me convierto en espectadora, en ávida lectora. Como observadora externa puedo mantener ese distanciamiento antropológico: soy ajena, imparcial, no tengo intereses personales.   Puedo desempeñar  esta función  valorativa  sin sentirme afectada. Este ha sido el aspecto más novedoso de la experiencia, puesto que en el resto de situaciones similares el conocimiento personal juega un papel a favor o en contra, queramos o no, en la calificación otorgada tras el juicio emitido. 

¡Una buena experiencia la evaluación inter pares!. 

Para saber más

Concepto de Evaluación. Definición.de
Centro Virtual Cervantes. Diccionario de Términos. Evaluación