Dentro de la profesión docente hay iniciativas de innovación y deseo de modificar las estructuras tradicionales en el proceso de enseñanza aprendizaje. Lamentablemente, en algunos casos, la ausencia de formación específica adecuada, la falta de difusión o el bajo nivel de apoyo institucional convergen en un panorama que resulta en que dichas acciones sean puntuales y no se mantengan con tiempo suficiente para que puedan ser copiadas por otros.
Al reflexionar sobre lo que he aprendido en este curso, tengo que destacar que los aspectos metodológicos de cómo darle la vuelta a la clase son indudablemente de gran importancia, pero me parece que no podemos dejar de lado que uno de los logros del curso es saber crear una comunidad de aprendizaje que está dispuesta a echar una mano en cualquier momento. He encontrado profesionales competentes que gustosamente comparten sus saberes y habilidades de manera desinteresada con los demás, creando una sensación de equipo que te anima a seguir, a mejorar y, sobre todo, a perder el miedo a probar nuevos enfoques didácticos en el aula.
Los docentes adaptamos propuestas a las características intrínsecas y extrínsecas del colectivo con el que trabajamos. A veces, sin ser conscientes de su denominación, hemos puesto en marcha iniciativas catalogables como Flipped Classroom, quizá no siguiendo estrictamente todos y cada uno de los pasos metodológicos, pero sí manteniendo su filosofía: siendo maestra de Inglés en Primaria, facilito enlaces a vídeos de corta duración a mis alumnos para que en casa practiquen algunas destrezas, en particular la auditiva y la oral. Previamente, he comunicado a las familias la razón de esta tarea y he solicitado su colaboración para que se vean los vídeos de manera completa. Más que una cuestión metodológica -desconocida para mí hasta el momento de inicio del curso- fue un planteamiento surgido de mi convencimiento de que se podía trabajar de manera diferente, facilitando el empoderamiento del alumnado y haciéndole actor principal en su proceso de aprendizaje. Con las herramientas adquiridas en el curso del INTEF estimo que su incorporación va a resultar en un mayor interés de mi alumnado por participar en las actividades lectivas y alejarnos, cada vez más, de la educación unidireccional tradicional.
Los docentes adaptamos propuestas a las características intrínsecas y extrínsecas del colectivo con el que trabajamos. A veces, sin ser conscientes de su denominación, hemos puesto en marcha iniciativas catalogables como Flipped Classroom, quizá no siguiendo estrictamente todos y cada uno de los pasos metodológicos, pero sí manteniendo su filosofía: siendo maestra de Inglés en Primaria, facilito enlaces a vídeos de corta duración a mis alumnos para que en casa practiquen algunas destrezas, en particular la auditiva y la oral. Previamente, he comunicado a las familias la razón de esta tarea y he solicitado su colaboración para que se vean los vídeos de manera completa. Más que una cuestión metodológica -desconocida para mí hasta el momento de inicio del curso- fue un planteamiento surgido de mi convencimiento de que se podía trabajar de manera diferente, facilitando el empoderamiento del alumnado y haciéndole actor principal en su proceso de aprendizaje. Con las herramientas adquiridas en el curso del INTEF estimo que su incorporación va a resultar en un mayor interés de mi alumnado por participar en las actividades lectivas y alejarnos, cada vez más, de la educación unidireccional tradicional.