martes, 7 de mayo de 2013

Análisis de relato digital - Six Sex Scenes

Para empezar, tenía interés por encontrar un relato digital escrito por una mujer. Me gusta visibilizar el trabajo que desarrollan las mujeres para ayudar a romper los estereotipos de género. Si la temática era inusual, mejor todavía, más controversia. Tras investigar en la red, encontré al fin lo que buscaba: un hipertexto titulado Six Sex Scenes (no creo necesario traducirlo al español) cuya autora es Adrienne Roston, norteamericana nacida en Massachussets en 1966. El rastreo por la red no fue fácil: la autora ha cambiado de nombre en varias ocasiones y no por contraer matrimonio, como sucede en el ámbito anglosajón y en otros países. Roston, Eisen, GreenHart… son los apellidos utilizados a lo largo de su vida. Desde 2006 se hace llamar Penelope Trunk. Lo ha hecho por gusto, por diversión o, según los críticos, para no dejar pistas de su fracaso profesional.  A quien le interesen los aspectos biográficos puede consultar su blog o la Universidad de Valencia

La obra de Adrienne muestra cómo la escritura electrónica puede ser un medio de expresar y recrear emociones. Nos presenta una historia construida a partir de episodios que se arrojan a la memoria en forma no lineal, igual que nos sucede en la vida cotidiana, en la que constantemente estamos haciendo enlaces con nuestros pensamientos. Una forma muy creativa de escribir.

Con Six Sex Scenes Adrienne  fue ganadora en el género hipertextual del "New Media Invision Award" y tomó parte de una destacada exposición en la Alt-X Online Network en la ya lejana fecha de 1996. Se le puede considerar, por lo tanto, como una pionera en el medio.

Son seis imágenes diferentes las que rodean el título en la página principal, y cada imagen es un enlace. No hay ninguna indicación sobre cuál hacer doble clic, sino que el lector tiene libertad para escoger una al azar o por  gusto. Sin embargo, no todas las imágenes presentan el mismo formato ya que cinco son fotos pero la sexta es un cuadrado de color naranja con las mismas dimensiones que las fotografías.  De igual manera, el texto que nombra a la autora señala por medio de una flecha este cuadro naranja, dando a entender que esa es la entrada al relato. En realidad ni conduce ni contiene nada distinto de las demás entradas, se trata más bien de una especie de broma cara al lector. En cuatro de las imágenes hay enlaces hacia lo que sería una primera página del relato, titulada "Social Functions". En las otras dos (incluyendo el cuadro naranja), el enlace conduce a otra página inicial: "Therapy". Podemos considerar ambas páginas como de inicio o introducción al texto, puesto que desde ellas se puede hacer una lectura completa de la historia, aunque los recorridos son distintos. Ello se debe al orden de aparición de los textos. Si se quiere leer las dos “historias” hay que volver al homepage donde están las imágenes, puesto que las dos páginas de apertura no están vinculadas entre sí. Esta estrategia (falta de enlace) nos permite apreciar dos perspectivas diferentes del mismo contenido.

Presenta un diseño bastante sencillo, al ser en su mayoría un texto de corta extensión. Este es precisamente, junto con su fácil estilo narrativo, un acierto, por lo que la obra se lee rápidamente en pantalla. La primera página se presenta en color blanco, con unas fotos pequeñas y el título va en un juego de tipografía. En la parte inferior de cada página aparecen los diversos enlaces que nos permiten ir a los demás episodios de la historia, con su respectivo título.

El movimiento es bastante sencillo, se da de acuerdo a la opción que tome el lector y el recorrido que quiera hacer, ya que la historia no requiere orden alguno de lectura. No hay un mapa de navegación y la orientación debe hacerse recordando el orden de lectura, lo que puede convertirse en una limitación de la obra. Six Sex Scenes es una obra que se centra en el texto, no incluye sonido y tampoco demasiadas ayudas audiovisuales. La interfaz es intuitiva y simple.

Por consiguiente, la interactividad no presenta muchas opciones. No hay comunicación entre autor-usuario, ni siquiera aparece el email de la autora.  Somos simplemente espectadores. El lector va construyendo mentalmente su propio relato al recorrer libremente los enlaces intertextuales, no hay otra estrategia de acción. La estructura es circular:  a medida que se avanza en el relato, se llega de forma inevitable al momento en que no hay más enlaces, sino que la estrategia se va estrechando y nos conduce a dos páginas "finales" que, al ser leídas, nos llevan de nuevo al inicio.

En cuanto a la trama de la obra, el mismo título ya nos adelanta de qué va: una mujer joven  relata de forma no lineal diversos episodios de su vida, dejando ver los problemas de personalidad a los que ha enfrentado (inseguridad, confusión sobre su sexualidad, depresión, etc.) a través de un hilo central que son los asuntos sexuales. La lectura es amena, divertida y atrapa fácilmente, sobretodo por el aspecto erótico de las historias pero sin caer en la morbosidad.  La corta extensión de los textos da frescura al hipertexto y, en general, evita que el lector se canse de leer en pantalla.

Según la autora, el origen de la obra fue una escritura fragmentada: en una entrevista aclara que suele escribir los episodios en diferentes hojas de papel, los deja caer en el suelo de la habitación y los recoge al azar, enlazando las historias. El hipertexto resultante es producto de esa primera tirada de dados.

Webgrafía consultada




No hay comentarios:

Publicar un comentario