lunes, 16 de abril de 2012

Lo importante es el negocio o como los media reflejan el mundo

Decía ya en 1998 R. Kapuscinski, cuando le entregaron el Precio Nacional de Periodismo Stora Jurnalstpriset en Suecia, que "Convertida en una mercancia, la información se preocupa poco por la verdad. Lo que cuenta es vender".

En la película Network, dirigida por Sidney Lumet y protagonizada por Peter Finch, William Holden, Faye Dunaway y Robert Duvall, como actores principales, se nos muestra el poder implacable que tienen las cuotas de audiencia (share o programas más vistos) en la programación de las cadenas de televisión y la manipulación de la información que éstas llevan a cabo. 

Aquí el ejemplo es norteamericano y centrado en un noticiero de la cadena CBS. Howard Beale (interpretado magistralmente por el actor inglés Peter Finch), es un periodista malhumorado e iracundo, que acaba de ser despedido debido a la caída en audiencia del programa de noticias que presenta, anuncia en el mismo que va a suicidarse en directo durante la emisión del siguiente programa. Los responsables de la cadena debaten si el solo anuncio de esta acción servirá para interesar al público y, aunque dudan de que el suicidio se produzca, le permiten que siga al frente del programa. Beale tiene una "caída del caballo" (en términos bíblicos) y se convierte en una especie de telepredicador o profeta iracundo de las antenas dispuesto a destapar toda la verdad sobre cualquier tema: el sistema de partidos, la banca, la venta de armas o la propia cadena para la que trabaja. 

La acción se desarrolla en 1975 durante la presidencia de Gerald Ford, del Partido Republicano, quien fue nombrado tras la dimisión de Richard Nixon tras el escándalo político del Watergate. Hay que tener en cuenta que la población norteamericana estaba hastiada también por el aumento de la inflación, el desempleo, la reducción de los programas sociales, la crisis energética y los estertores del fin de la guerra de Vietnam. Todo ello se convierte en un excelente caldo de cultivo para que las soflamas incendiarias de Beale tengan una gran acogida.  El noticiero deviene en un show extravagante en el que participan desde una Sibila adivina hasta un cabecilla intelectual de un grupúsculo comunista.

"¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!" . Se convierte en la frase tipo mantra que se repite a lo largo del país y con la que se abre cada noche el programa de televisión. Es una catarsis colectiva, con altas cuotas de audiencia, en la que incluso se transmite el desvanecimiento real del presentador al final de cada programa. Tras varias semanas de éxito y grandes ganancias en publicidad para la CBS, Beale está inmerso en un proceso creciente de desvarío mental que empieza a tener efecto negativo en la cuota de share. El punto de no retorno cara al consejo de administración de la cadena se produce cuando, en nombre del patriotismo americano, denuncia las operaciones crediticias entre éstos y unos inversores de Arabia Saudí, quienes según él, se convertirán en los amos de Estados Unidos.  Beale se ha convertido en un verdadero problema y habrá que encontrar una solución para que no siga al frente del programa... Si el lector ha llegado hasta aquí, le sugiero que visione este trailer de la película, lo que quizá le animará a verla en su totalidad.


Es decir, a los responsables de la cadena la información les parece una mercancía y, como tal, está sujeta a las leyes del mercado (oferta y demanda), no preocupándoles los criterios tradicionales que hasta recientemente la han regido: verificación y autenticidad de lo informado, salvaguarda de las fuentes y reconocimiento del error.   Estos principios básicos son lo que tradicionalmente se ha enseñado en las antiguas facultades de periodismo, hoy día de ciencias de la comunicación. Hasta que Beale, con sus comentarios extemporáneos sobre la política interna de alianzas comerciales con los árabes, pone en peligro la supervivencia de la propia cadena no surge ninguna iniciativa para deshacerse de él. Como dice Robert Duvall en un momento determinado: The world is business, life is business. There is nothing more than business! 

El aspecto esencial del problema es que, como es bien sabido, en los países industrializados, el principal medio de comunicación es la televisión por lo que un altísimo porcentaje de personas utilizan exclusivamente este canal para acceder a las noticias, reportajes o programas de entretenimiento. La información de carácter internacional ocupa cada vez menos espacio en comparación con la local, los programas de cotilleo, los concursos, las telenovelas... toda esta información-mercancía (tal como la define R. Kapuscinski) tiene como objetivo responder a la demanda de una sociedad cada vez más pasiva e interesada en lo trivial, lo anecdótico, el qué pasa en la vida de los demás. Esta es la gran paradoja que señala Kapuscinski: el desarrollo de los medios de comunicación ha unido al planeta en una aldea global, pero no por ello tenemos interés en conocer lo que verdaderamente pasa en otras sociedades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario