Las nuevas tecnologías prometen el acceso, difusión e
intercambio ilimitado a ingentes bases de información, pero en la práctica los
medios de comunicación están controlados por un puñado selecto de grandes compañías
multinacionales. Estos holdings
extienden su poder sobre el mercado mediático a través de la participación en
el capital de cadenas de televisión (convencional y por cable), emisoras de
radio, estudios musicales, editoriales, equipos deportivos, compañías de
seguros, revistas y producciones multimedia. Podemos aceptar que, como indica
Henry A. Giroux, este monopolio sobre el espacio público transmite un
pensamiento único y representa una amenaza para la democracia. Este es también
el caso de la Compañía Walt Disney, con su eterna invocación a la inocencia, la
felicidad y la unidad. Giroux reconoce que la fuerza de Disney radica en haber
trascendido el simple entretenimiento convirtiéndose en un icono de la cultura
popular, cultura que, por otra parte, ejerce una gran influencia sobre la
sociedad norteamericana.
Las narraciones que nos ofrece son siempre placenteras, con
múltiples lecturas según el tipo de audiencia (niños, adultos...), un potencial
utópico lleno de fantasía, aventura, exotismo, temas emotivos que abordan la
supervivencia, la separación, la pérdida o muerte de seres queridos, basados en
los valores tradicionales y las instituciones democráticas básicas de la clase
media norteamericana y que, en resumen, priorizan la importancia de la familia
y la libertad individual como formas de ciudadanía. Pero el interés de Walt
Disney por la familia no es sólo que ésta se entretenga, sino potenciar la
creación de nuevos mercados en jóvenes y niños, convertirlos en fieles
consumidores pasivos (directos e indirectos) de sus ideas y productos. La industria Disney, a través de su amplio
conglomerado corporativo (parques de atracciones, películas, musicales, etc.)
promociona una cultura e ideología específicas, el denominado “estilo de vida
americano” que, en sí mismo, es admirado o rechazado en otros países pero que
tiene poder educativo. ¿Qué se enseña por su mediación? Principalmente, el gran
mito del capitalismo: la exaltación de la libertad de mercado. Estados Unidos
es el lugar donde el individuo puede progresar por la gran diversidad de
oportunidades individuales al alcance de la mano y disfrutar de libertad
política y económica. Otro valor es el patriotismo: la bandera ondea en todas
las instalaciones y es el símbolo de la unión e identidad nacional con
independencia del origen étnico o estatus legal de sus ciudadanos. Señas de
identidad que van dando forma a la memoria colectiva y que la narrativa de
Disney se encarga de fabricar, vender y distribuir a escala global.
¿Cómo se puede paliar el poder desmesurado en la formación
de la cultura infantil y juvenil de megacompañías monopolistas como Disney?
Giroux propone analizar críticamente la representación que hacen de la realidad
y emprender acciones que permitan resistirse a los postulados culturales de
tales corporaciones. Para ello, es imprescindible desarrollar instrumentos
educativos críticos que permitan a los jóvenes y adultos ser conscientes del
papel de los medios como fuerza política, pedagógica y social, fomenten el
interés por lo público y la responsabilidad en el funcionamiento de la sociedad
civil. Igualmente, aprender a usar y leer críticamente las nuevas tecnologías
mediáticas y sus producciones culturales necesita del desarrollo de programas
educativos en la escuela y fuera de ella. En definitiva, nos encontramos ante
un monopolio poderoso que controla, a través de las nuevas tecnologías, los
medios de comunicación, los modelos educativos y la cultura popular,
simplificando y homogeneizando todos los aspectos de la vida cotidiana. La única opción para resistirse a su
influencia es construir espacios para el desarrollo crítico e intelectual de
una ciudadanía no subordinada a los dictados del mercado.
Bibliografía consultada:
Giroux, Henry A. (1999/2001). El ratoncito feroz. Disney o el
fin de la inocencia. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez
hola: me llamo aldo y soy de argentina. me encantaria poder leer el libro del ratoncito. me lo podran mandar por pdf? muchas gracias. mi correo es al-ma@hotmail.es
ResponderEliminaraldo manfredi18 de septiembre de 2015, 0:58
ResponderEliminarhola: me llamo aldo y soy de argentina. me encantaria poder leer el libro del ratoncito. me lo podran mandar por pdf? muchas gracias. mi correo es al-ma@hotmail.es
No dispongo del texto en pdf. Lo saqué en préstamo de la biblioteca de mi Universidad.
ResponderEliminargracias. no hay problema
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